domingo, 4 de marzo de 2012

La acidificación de los océanos, un problema creciente

¿En serio vamos a permitir que se destruya toda esta biodiversidad?
Aproximadamente un 30% de las emisiones de dióxido de carbono que el ser humano emite a la atmósfera, derivados fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles, acaba disolviéndose en mares y océanos, según un estudio internacional publicado en el último número de la revista Science. Esta disolución provoca una notable adificación de las aguas que perjudica gravemente a muchas formas de vida marina, interfiriendo así mismo en el crecimiento y desarrollo de especies que construyen sus caparazones o esqueletos con carbonato cálcico, como pueden ser los caracoles o los moluscos. Algunas especies de fitoplancton se ven afectados por este fenómeno, lo que constituye un gran problema ya que constituye uno de los eslabones base de las cadenas alimenticias marinas. Sólo para que nos hagamos una idea, de ellas dependen muchos peces, crustáceos y un gran número de especies, por lo que si acabara desapareciendo sería una verdadera catástrofe ecológica.
Esto es fitoplancton, y no el bicho feo de
Bob Esponja.
El trabajo expuesto en el que participan investigadores de numerosas instituciones, entre ellas la Universidad Autónoma de Barcelona, reclama la magnitud y gravedad del cambio antropogénico. Muchos autores coinciden en que se han sucedido profundos cambios en la química oceánica a lo largo de los últimos 300 millones de año, pero ninguno de ellos ha sido de tanta magnitud, tan rápido y tan global como el que está aconteciendo. Del mismo, dado a la rapidez con la que se están sucediendo los hechos, las especies no disponen de tiempo para aclimatarse a las nuevas condiciones y evolucionar para ello, por lo que están entrando en una situación de peligro inminente. 

De hecho, el estudio ha detectado momentos previos en la historia de la Tierra asociados con una profunda acidificación de estos medios, el máximo ocurrió en el Paleoceno-Eoceno, hace 56 millones de años. Según palabras textuales de Carles Pelejero, investigado del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC y de ICREA: "Debido a emisiones volcánicas y a la desestabilización de hidratos de carbono congelado en los fondos marinos, se liberaron a la atmósfera grandes cantidades de carbono, de una magnitud parecida a la que los seres humanos podrían llegar a emitir en el futuro. Durante este evento tuvieron lugar grandes extinciones, sobretodo de faunas bentónicas. No obstante, la inyección de CO2 fue, como mínimo, 10 veces más lenta que la actual, lo que augura consecuencias más catastróficas al cambio antropogénico actual".

Tales declaraciones nos deja bastante claro que debemos reducir cuanto antes las emisiones de CO2 emanadas a la atmósfera. Cualquier pequeño paso ahora mismo puede ser crucial para salvar a nuestro ya herido planeta.

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