viernes, 17 de febrero de 2012

Río, cuando la realidad supera la ficción


Como muchos ya sabréis, el carnaval está prácticamente a la vuelta de la esquina. Comienza mañana, día 18 de Febrero y termina el día 21, Martes, si no me equivoco o no me he informado mal. Por eso, y con motivo de esta peculiar y llamativa fiesta he preparado este artículo en honor al guacamayo de Spix.


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¿Pero por qué este ave y no cualquier otro animal? La razón es muy simple, este artículo pretende ser un homenaje a la película de animación que se estrenó en la primavera del 2011 y que a mí me llamó especialmente la atención: Río, una película de animación de 20th Century Fox y Blue  Sky Studios (creadores de la saga de Ice Age), dirigida por el nativo de Brasil Carlos Saldanha, que se ambienta en el carnaval de Río de Janeiro. Una festividad altamente conocida por sus sambas, por los exuberantes trajes y por la fiesta que destila cada rincón de esa ciudad.

El argumento de esta película es la historia de Blu, un guacamayo de Spix doméstico incapaz de volar que vive cómodamente en la casa de su dueña y única amiga, Linda, hasta que ambos se enteran de que es el único macho de su especie y se ven obligados a viajar hasta Río de Janeiro, donde hay otra hembra como Blu para poder perpetuar la especie.

Aún así, no estoy aquí para hacer un análisis de la película, sino para contar la verdad acerca de este bello ave y que veáis cómo la ficción se une muchas veces a la cruda realidad. El guacamayo de Spix es un animal que está muy gravemente amenazado por la extinción y hace un tiempo se descubrió en Brasil que sólo había un guacamayo de esta especie que se encontraba en libertad en aquel tiempo. Así mismo, e imitando lo que se representa en la película, esta guacamayo de Spix fue llevado hasta Tenerife, concretamente a las instalaciones de LoroParque donde había una hembra de su misma especie en cautividad.

Así comenzó la lucha para recuperar a esta especie, ya que este ya se perdió en la selva brasileña de la Caatinga en el año 2000. Desgraciadamente, hubo que recurrir al mercado negro para obtener unos pocos ejemplares. A partir de aquí la lucha por recuperar la especie ha sido titánica. Hace ya más de una década el Gobierno brasileño, propietario de estas aves, les encomendó la tarea de recuperarlos a la Fundación Loro Parque de Tenerife, donde ya han nacido cinco ejemplares. El último de estos milagros se llama Yara, nacida bajo cuidados extremos en mes de marzo de hace dos años. Actualmente se sabe que sólo quedan 73 ejemplares de guacamayo de Spix en el mundo y existe un acuerdo con el gobierno brasileño en el que la fundación ha invertido más de 700.000 dólares en los últimos diez años para tratar de salvar a esta especie de la completa extinción.

Por nuestra parte, os queremos recordar que intentéis no comprar especies que sepáis que hayan sido capturadas en plena naturaleza, como hacían con estos pobres guacamayos. Respetad a los animales, y ellos os respetarán, así nos evitaremos extinciones masivas como podría haber sido la de esta historia.

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